jueves, 24 de noviembre de 2011

La porcelana.

La porcelana auténtica se comenzó a usar en China hacia el año 618, durante la dinastía Tang (618-907). Hay quienes han estudiado el tema y opinan que ya en la dinastía Sui (581-617) ya aparecen las primeras evidencias de su fabricación.

Ciertas piezas llevaban el nombre del Emperador que las había solicitado.

La dinastía más poderosa, la Ming (1368 - 1644), fundada por Hung Wu, estableció la fábrica imperial en la ciudad de la porcelana: Ching-Té-Chên, cerca de Nanking.

Comenzaron a hacerse piezas de porcelana en color blanco, luego se les agregaron motivos azules, y con el tiempo, se decoraron con ornamentos multicolores. Hasta principios del siglo XIX el azul (del cobalto) y el púrpura (del manganeso) eran los únicos colores que resistían las altas temperaturas del horno.

En Europa se conoció en el siglo XVIII. Se la exportaba desde Oriente y daba pingües ganancias a los comerciantes. Cuando lograron su realización, surgió una época de apogeo de la porcelana.

En Europa, el inventor de la porcelana dura, fue Johann Bòttger, alquimista que no llegó a fabricar el oro, pero reveló el secreto de la porcelana, que se basaba en el uso del caolín (producto que existía en Sajonia), en 1710.

Varios fueron los países europeos que comenzaron a obtener buenas piezas de porcelana, e instalaron importantes fábricas. Entre los productores, se hallaban Italia, Francia, Alemania, Inglaterra, Holanda, Dinamarca y España.

La primera fábrica que elaboró piezas en porcelana dura fue la de Meissen, en Alemania, en el Siglo XVIII. Böttger fue administrador de sus talleres, y fue quien descubrió la fórmula de este material.

Se cree que fue el veneciano Marco Polo, quien recorrió Oriente entre 1255 y 1325, que trajo a Europa las primeras indicaciones sobre su fabricación.

Fueron famosas las fábricas francesas de Limoges y Sèvres, las que fabricaban vajillas coloridas y ornamentadas con flores. Duplessis, artesano de Vincennes, creó el tipo de jarrón que lleva ese nombre y que se caracteriza por su boca ancha, cuello, panza ancha y pie abierto.

En los siglos XVIII y XIX, las fábricas francesas realizaban vajillas para los reyes, con detalles en oro.

La porcelana puede ser blanda o dura. La blanda lleva dos y tres procesos de cocción, lo que la encarece.

La porcelana dura es de color blanco y transparente, compacta e impermeable; es considerada la verdadera porcelana, la más pura y semejante a la de China.

La pasta es una cerámica de loza blanca compuesta de caolín, cuarzo y feldespato, que cocida en horno a una temperatura entre los 1.250 y 1.300 ºC vitrifica formando un material blanco, resonante y translúcido de mayor densidad y dureza que la pasta cerámica.

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